Siempre que escucho por los altavoces del parque de atracciones que se ha perdido un niño,
pienso que ese niño soy yo

28 de julio de 2009

Proxima estación


Estábamos sentados, no juntos pero si cerca, compartíamos el mismo banco pero cada uno en una esquina, no nos conocíamos y por supuesto, jamás nos habíamos visto anteriormente, pero una extraña sensación de confianza y de satisfacción me recorría por todo el cuerpo.

No había miradas, no había gestos, tan solo algún movimiento nervioso sobre el asiento, que el reflejo del cristal que teníamos delante, se ocupaba de delatar. Entonces ella me miró durante unas centésimas y sonrió, no sé si con alevosía o con distracción, pero la devolví la sonrisa.

En ese preciso momento se puso de pie y se acercó a mí muy lentamente, contoneándose a sabiendas de que mi mirada no podía dejar de admirarla. Mis manos comenzaron a sudar y un extraño calor recorría todo mi cuerpo. La respiración se aceleraba, así como el latido del corazón, que me retumbaba tanto, que pensé que era posible escucharlo desde cualquier esquina.

Cuando de repente sonó una voz “Próxima estación Oporto”. La puerta del metro se abrió y ella salió.

Las puertas se cerraron y me la quedé con la palabra en la boca mirando a través del cristal. Mientras, el metro reanudaba la marcha lentamente y ella se me quedó mirando, sonrió maliciosamente, levantó la mano como para decir adiós, y asomó su dedo corazón apuntado hacia lo más alto del andén.

- Mierda… si en Oporto también me bajo yo




y seremos parte de una canción



Pasan las noches y no encuentro mi melodía. Las ideas me llegan confusas. Mezclas de ideas y palabras, demasiado turbio para seguir, demasiado oscuro para gustar. Quisiera sonar tan bien, que cada vez que me escuchases, me recordases con cariño, quisiera formar parte de ti, formar parte de tu vida y de tus recuerdos. Quiero ser la banda sonora de tu vida.

No desfallezco sigo teniendo preparado el mejor de los pentagramas, aún vacío y deseoso de recibir tus notas, pero aun así, sigues sin aparecer, por más que vueltas que de, las noches siguen vacías sin ti.

Sé que no existes todavía, pero un día llegarás, y entonces me convertiré en tu canción favorita. Seré parte de tus recuerdos, de tus alegrías y de tus penas. Seré tu luz en la oscuridad, tu sonrisa en las alegrías y seré los recuerdos de tu vejez. Creceré contigo, seremos fuertes e inmortales y ya nunca nos separaremos. Y entonces, nos fundiremos en uno solo. Y entonces los dos seremos uno.

Para entonces, tendremos una historia y algo que decir, cantaremos despacito para quien nos quiera escuchar, y seremos parte de una canción. De tu canción